Outsider II
“Hay que sacarlo todo afuera, como la primavera,
nadie quiere que adentro algo se muera”…
Outsider II
El lastre: la certeza de saber que ya no ha de morir joven.
Si no es otra vida, cualitativamente distinta, no quiere nada.
La dolorosa limitación de no poder ser otro.
Que incordio la lucidez, la prisión de la cordura y no poder escaparse hacia los confines de la demencia.
El costo de los afectos: seguir viviendo da menos culpa que morir y abandonarlos.
Tiempo:
Sólo un deseo –el pragmatismo de la madurez– para más no habrá tiempo.
Sostener el optimismo, la posibilidad, los proyectos, el cansancio; todo cuesta tanto tiempo. El tiempo cuesta tanto tiempo.
El círculo agónico: compra tiempo a futuro que paga caro con tiempo presente para estar siempre parado en el pasado.
El futuro:
La premisa: “invertir en un futuro mejor” ese terreno harto incierto edificado con sólidos bloques de rutina, sacrificio, obligaciones; construye el palacio del hartazgo sólo para terminar habitando la precariedad de la vejez.
GZ | 10.XI.2006