El tiempo, quizas...
"Con tristeza de almas,
se doblegan los cuerpos,
sin velos, santamente
vestidos de deseo".
Mis amores, Delmira Agustini, de El rosario de Eros
El tiempo quizás…
Cuando ya estemos viejos de perder batallas
será el encuentro.
Beberemos té, café, ¿ajenjo?
en jardines urbanos
de luz absoluta y frescor;
y en la impunidad que da
la certeza del pudor abandonado
diremos
¿confesaremos?
develaremos sentidos, palabras, anhelos
y quizás los pájaros.
Un segundo plano, tardío,
a escena.
Ancianos franqueando canceles oxidados
que ya no llevan a ninguna parte.
Rebeldes impenitentes
mentiremos razones de otros días.
No hay (¿hubo?) tiempo
ni sangre, ni pasión para desandarnos.
(invocaremos al miedo
ese eterno diluyente multifunción
que, eficazmente, repliega el deseo).
La opción, a esta altura,
es la digna afectación de la fantasía
en la añoranza de la pulsión imaginada.
Festejaremos…
¿que otra cosa queda?
La vacuidad de la sentencia.
–Caminemos–, invita.
–Mejor no, estoy mal de la cadera.
Gabriela Zubiría | 13.I.2007