verbobravio

“¿por qué durar es mejor que arder?” (R. Barthes) cybergubasa@yahoo.com

lunes, noviembre 10, 2008

Viendo Cine

Algo para recordar y recomendar, la poyeccion de Nobleza Gaucha (Agentina, 1915) el primer exito de taquilla del cine nacional (muda). A tal punto exitosa que se proyecto durante varios años y en homenaje a este fenómeno la yerba lleva su nombre. Volviendo, la proyeción con música en vivo, tal como en su momento, ejecutada por los excelentes Fernando Kabusacki y Matias Mango, una experiencia que cada vez me gusta más.

La peli un clasico melodrama, el malo poderoso patron de estancia que le codicea la china al noble gaucho. El malvado la secuestra y la trae a Buenos Aires (otra joya la posibilidad de ver Buenos Aires del 15 en vivo!!!), el noble gaucho parte acompañado de su amigo y mentor, un tano devenido en estanciero y la rescata. Esto dice poco, lo se, no tengo a mano la ficha pero la conseguire.

Ademas, pero les cuento luego un excelente y sordida peli del filipino Brillante Mendoza, un maravilla danesa (conflictos existenciales del primer mundo con un giro siniestro) llamada No me temas, dos de el maestro del noir frances Jean Pierre Melville, una polaca muy cruda, con un tratamiento muy particular y sin golpes bajos de los traumas que arrastran los sobrevivientes de los campos de concentracion. Una rareza (al menos para mi) cine boliviano, de Jorge Sanjines y, hasta ahora lejos la mas floja El canto de los pajaros del catalan Albert Serra (el mismo de la del Quijote del año pasado)

Y ahora me tomo unos mates y sigo.

Besois

Apostillas frente al mar (o cerca del)

Martes a eso de las 2,30 pm. Mientras tomaba un cafe no pude evitar comprarle unas agujas a una itana que no dejaba de vaticinarme que me cuide (y que era muy linda, creo que con eso me pudo, soy tan sensible a los falsos halagos) Ella, con actitud de oráculo terrible, yo que no necesito agujas (sí halagos, claro). En sintesis, lo único que quería era que se fuera de una buena vez pero algo atávico (el miedo, maybe?) hizo que eligiera algo de entre su stock de improbables baratijas y lo pagara, que aceptara el amuleto que me regalo (al que debo completar con 5 hojas de ruda macho, una cucharada de azúcar, algo que no recuerdo y envolverlo en un trapo rojo y llevarlo siempre conmigo) y agradecer su promesa de rezar (el equivalente a dos pesos) por mi.